JAPÓN
Seguro que has oído hablar de la Sakura (la floración de los cerezos en primavera) más que del Momiji (los colores de otoño en Japón) y no será porque les falte espectacularidad...
En Japón ha comenzado ya la época del Momiji, mucho más rojiza y menos popular que la Sakura pero igualmente imponente: el Momiji es el otoño japonés, una época en la que los paisajes nipones en tonos que van del amarillo hasta los rojos más encendidos pasando por tonos anaranjados, casi tierra; uno de los árboles que atraen la atención en esta época son los arces japoneses (los arces japoneses son al momiji lo que los cerezos a la sakura... o casi) y es que sus hojas de cinco puntas pasan del tono verde natural hasta el rojo más pasional y lo hacen en un degradado de amarillos y naranjas que transforma el paisaje según van pasando los días del otoño.
El Momiji se puede disfrutar en todo Japón pero no en todo Japón a la vez, la diversidad climática hace que en lugares como Hokkaido ya en septiembre comience a teñirse el paisaje de rojo mientras en otros como Nara no sucede hasta noviembre; ¿por qué te recomendamos Arashiyama en Kioto? Porque aquí la espectacularidad de esta ciudad milenaria se combina con la de su no menos imponente bosque de bambú durante todo el año y, desde mediados de noviembre y hasta principios de diciembre, el cuadro se completa con el momiji...
Kioto es un espectáculo en cualquier época del año, fue la capital de Japón desde el año 784 hasta el año 1868, allí estaba la Corte Imperial y todas las instituciones del estado; en 1868 el emperador decidió trasladar la sede de la corte a Tokio y con ella la capital, quién sabe si con ello salvó Kioto porque durante la II Guerra Mundial fue la única gran urbe japonesa que no sucumbió a los bombardeos aliados; si algo no falta en Kioto son monumentos históricos (Santuarios como el de kamigamo o el de Shimogamo, Templos como el del Oeste o el del Agua Pura, el del Pabellón Dorado o el del Dragón Tranquilo y Pacífico, el Castillo Nijo, el Palacio Imperial Sentó, los Jardines Shonsei-en o el Botánico de Kioto...) pero tampoco enclaves naturales imperdibles como los que se pueden disfrutar en el distrito de Arashiyama.
Lo grandioso de Arashiyama es que tanto en primavera como en otoño es todo un espectáculo más allá de su famoso bosque de bambú: en primavera por sus cerezos en flor y en otoño por sus colores enrojecidos; el Parque de Kamenyama-koen, al final del bosque de bambú, es uno de los mejores lugares de Arashiyama para gozar de lo colores otoñales y por tanto una visita imperdible antes de que los fríos de noviembre enfríen las hojas del otoño y con ellas su festival de color.