ITALIA
La Arena de Verona se ha convertido en todo un símbolo de la ciudad italiana. Es el momento de conocer su historia, pero también algunos de sus datos más curiosos.
Verona es una de las ciudades más románticas del mundo, y no es para menos. Cada vez son más las personas que deciden dejarse llevar por su encanto. Muchos son los monumentos que debes conocer si vas a visitar esta ciudad italiana, pero hay uno que es absolutamente imprescindible.
Estamos hablando, cómo no, de la Arena de Verona. Tras el Coliseo de Roma y el anfiteatro de Capua, es el tercer anfiteatro romano más grande del país. Sus dimensiones son 140 metros de largo y 110 metros de ancho. Uno de sus puntos fuertes es que cuenta con una acústica verdaderamente envidiable, así como una ubicación perfecta. Dos elementos que hacen que estemos ante un lugar maravilloso para celebrar un gran número de eventos.
La Arena de Verona, a través de su historia
Fue construida en el siglo I d.C. por los Emperadores Flavianos. Durante prácticamente 400 años, los gladiadores lucharon en esta Arena. A partir del año 404 d.C., cuando el emperador Honorio prohibió los juegos de gladiadores, el anfiteatro permaneció completamente vacío. Y así estuvo durante muchos siglos.
El edificio original tenía una longitud de, aproximadamente, 152 metros de alto y 113 metros de alto. Debemos tener en cuenta que esta estructura quedó dañada en el siglo XII, como consecuencia de diversos terremotos. Por lo tanto, su tamaño quedó reducido al que conocemos en la actualidad.
Como consecuencia de sus perturbadoras catacumbas, la Arena de Verona era popularmente conocida como el “Laberinto del diablo”. Durante muchos años, esta edificación se utilizó como cantera para construir algunos edificios cercanos. Con el paso del tiempo, se llegaron a celebrar conciertos, actuaciones teatrales y hasta corridas de toros.
La Arena de Verona, a través de sus curiosidades
La primera de ellas es una de las que más suele llamar la atención, y es que la Arena fue construida a las afueras de Verona. Aunque en la actualidad está en el centro de la ciudad, lo cierto es que se construyó fuera de las murallas. Es más, en la parte posterior del anfiteatro podemos ver un pequeño tramo de esa fortificación.
Otro dato de lo más curioso es que, durante mucho tiempo, la Arena de Verona sirvió como almacén del Arco dei Gavi. Se trata de un monumento situado cerca de la Arena, situada en la principal vía de acceso a la ciudad italiana. Cuando Napoleón se hizo con el poder de Verona en 1805, consideró que este Arco era un obstáculo para entrar con sus convoyes. De ahí que ordenara su destrucción. Por lo tanto, las piedras estuvieron apiladas en la Arena de Verona hasta 1932, cuando se reconstruyó.
Debemos saber que la primera restauración de la Arena se realizó en el siglo XVI, por lo que mantener este monumento cuesta millones de euros al año. A través de un concurso de ideas, el consistorio podría equiparlo de esta cubierta para protegerlo de la lluvia y, además, para poder acoger diversos espectáculos en invierno.
Lo cierto es que la Arena de Verona, con el paso de los siglos, se ha ganado el cariño de los habitantes de la ciudad italiana, pero también de aquellos visitantes que deciden dejarse llevar por su encanto y su magia. Visitar esta edificación es un auténtico regalo. ¡No dejes pasar la oportunidad!
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