MADEIRA

Callejeando por Funchal, la ciudad natal de Cristiano Ronaldo

Funchal es la capital de Madeira y su nombre suena en el mundo entero por ser la ciudad natal del astro del fútbol Cristiano Ronaldo y por su excelente vino. Es una encantadora ciudad que no puede negar su historia y su pasado comercial.

Callejeando por Funchal, la ciudad natal de Cristiano RonaldoImagen cortesía de Turismo de Madeira

Fue fundada por João Gonçalves da Câmara Zarco en 1421 y se le otorgó el rango de ciudad en 1508 por el Rey Manuel I de Portugal. Parece que el archipiélago no estuvo habitado hasta la llegada de los portugueses y más tarde se convirtió en un importante puerto de paso en las rutas europeas hacía sus colonias, y un lugar de aprovisionamiento y comercio de los barcos a los que proporcionaban vino y azúcar de caña.

Cuando llegas a la ciudad te sorprenden sus calles empedradas -que se mantienen intactas-, sus casitas blancas de tejados rojizos que se extienden interminables a lo largo de las laderas montañosas y el color verde de la frondosa vegetación y las flores multicolores. Y, por supuesto, el mar que todo lo bordea; un mar que en Funchal y en toda Madeira es de un color que oscila entre el color del cielo y el azul tinta más intenso.

Terrazas en Funchal | Imagen cortesía de Turismo de Madeira

Tienes que dar un paseo por sus calles y acercarte a la Catedral - la Sé de Funchal-, terminada en 1514. Tiene un estilo arquitectónico gótico mendicante y manuelino. Su interior es espectacular y muestra los momentos de riqueza de la isla: el techo se hizo con el enriquecimiento de la caña de azúcar y la capilla, a la derecha del altar, con los del vino de Madeira. El techo tiene un artesonado de estilo mudéjar, es de madera de cedro y pátina de oro, y la capilla del Santísimo Sacramento es del siglo XVIII y posee una puerta labrada que en origen fue de plata maciza; hoy hay una réplica de la misma.

Tras esta visita debes tomar un té en la hermosa plaza de Colon. En el Café Loja de Chá (café de la tienda de té) sirven variedades y mezclas de producción propia con plantas recolectadas en la isla. El té se lleva tomando siglos en Madeira, desde que se introdujo en los viajes a China y Japón. ¿Sabías que los Reyes del Reino Unido toman el té de las cinco gracias a nuestros hermanos portugueses? Pues sí, esta infusión llegó a Madeira mucho antes de que los británicos la conocieran. Cuando Catalina de Braganza se casó con Carlos III de Inglaterra llevó una caja a su nuevo hogar, e introdujo esta costumbre en la corte.

Mercado de Lavradores | Imagen cortesía de Turismo de Madeira
Después tienes que recorrer sus calles y conocer cómo se realiza el típico y exclusivo bordado de Madeira. A principios del siglo XX, más de cincuenta mil bordadoras realizaban estas exquisitas labores que se vendían a la aristocracia y las cortes europeas. Aunque pocos hombres madeirenses de cierta edad lo reconocerán, muchos de ellos, junto con sus hermanas, bordaban labores grandes para ayudar a sus madres con la economía familiar. Un mantel de mesa grande podía llevar un año de trabajo y, para acelerar el proceso, cada niño de la familia realizaba un motivo bajo la supervisión materna. Tienes que acercarte a Bordal, en su taller se siguen confeccionando manteles, ropa de bebé, ajuares y bordados más modestos. En la puerta y a pie de calle, siempre habrá una mujer que trabaja con sus manos mostrando cómo se realiza esta exquisita labor.

Tras un paseo puedes tomar un vino de Madeira marinado con exquisito cacao de producción propia en UauCacau, una fábrica familiar que realiza exquisitos bombones rellenos con las frutas tropicales que se cultivan en la isla. Otra opción es comprar las deliciosas galletas que se fabrican en la fábrica Santo Antonio; tienen una tienda histórica, preciosa y aromática en la que los locales y turistas compran las galletas que se hacían tradicionalmente en todos los hogares de Madeira.

Jardines y paseo marítimo. Funchal | Imagen cortesía de Turismo de Madeira

Tras quitar el gusanillo, podemos acercarnos al colorido Mercado dos Lavradores y comprar alguna fruta tropical, vinos de Madeira o hermosas flores. Es un edificio de fachada roja de dos plantas que rodea un hermosísimo patio interior con vegetación y está lleno de coloridos puestos de venta. Si vas a comprar, los mejores precios están en la planta superior, y es ahí donde compran los propios funchalenses.

Si ya es la hora de tomar unas cervecitas y cenar, no puedes dejar de pasar por la zona vieja de Funchal. Está llena de calles empedradas con pequeños bares a ambos lados. Fíjate bien en las puertas de los locales y viviendas porque están llenas de verdaderas obras de arte. Todas están decoradas con pinturas de todos los estilos: paisajes, retratos, trampantojos, que llenan de color y arte la calle. Una zona dónde no sabrás por dónde empezar a fotografiarte.

En estos bares podrás tomar los platos más típicos y tradicionales de la gastronomía de Funchal: lapas, pulpo en vinagreta, pez espada a la plancha, sabrosas sopas de pescado, y por supuesto, tienes que probar el bolo de caco, no puedes marcharte sin conocerlo. El bolo de caco es el pan tradicional de la isla, un pan delgado con poca fermentación que se ha heredado de su pasado africano. Se sirve con mantequilla y ajo -también puedes pedirlo sin él- y es delicioso. Además, hacen con él un delicioso sándwich, bien relleno, que lleva bacon, lechuga, tomate, queso y un sabroso filete de carne. Si te gusta tapear a precios populares, aquí tienes tu sitio y lo puedes acompañar por un vino de mesa o por una cervecita Coral bien fresquita.

Interior de la capital de Madeira. | Imagen cortesía de Turismo de Madeira

Si lo que te gusta es la comida tradicional casera -la que te serviría una abuela de Funchal al mediodía-, tienes que acercarte al Ja Fui Jaquet. Es un pequeño restaurante, con una decoración muy bonita, que siempre está lleno. Aquí te servirán unas deliciosas croquetas de Madeira -más llenas de carne que de bechamel-, jurel, pez espada, cozido à Portuguesa, macarrones a la madeirense, lechón, ternera de Pica-Pau y quesos y embutidos de la zona.

Y después de esta cena tienes que ir a tomar una poncha, la bebida más tradicional de Madeira. La poncha se inventó por los pescadores de la isla que necesitaban reconfortarse, tener energía y calor, en las duras noches de pesca. Se elabora con zumo de naranja y limón natural -que proporciona vitaminas y previene el escorbuto-, miel de caña -dulzor y energía-, y aguardiente de entre 50 y 60 grados de alcohol. Una bebida engañosa porque está deliciosa, dulce y afrutada pero tiene mucho contenido alcohólico. ¡Eso sí, los funchalenses lo toman sin problemas! El mejor sitio para probarlo es el bar Number Two, al lado de la Fortaleza. Sus camareros te harán la mezcla allí mismo, removiendo con un instrumento de madera el zumo natural recién exprimido con la miel y el aguardiente. No puedes pasar sin probarla.