Irlanda
Irlanda es un país en el que tiene una gran influencia la tradición celta. De ahí que tenga una larga lista de mitos y leyendas alrededor de sus bosques.
Irlanda es un país en el que reina el color verde. De sus duendes, de sus tréboles y también de sus bosques. Unos bosques, al parecer, encantados. O eso dicen muchas de las historias y leyendas que se cuentan sobre ellos.
Para empezar a entrar en detalle, no podemos tener a mejor protagonista: el leprechauns. Seguramente hayas visto alguna vez un dibujo de esta especie de duende irlandés. De hecho, es todo un símbolo de la ciudad. Aunque los irlandeses son partidarios de pensar que en sus bosques habitan duendes y hadas, el protagonismo se lo lleva este ser travieso y chiquitito, de barba pelirroja y mejillas sonrosadas que viste de color verde.
Según cuenta la leyenda, los leprechauns se dedican a juntar oro dentro de una olla. Así que si te apetece que te haga un regalo… dedícate a buscarlos. Dicen que si te encuentras con uno y le mantienes la mirada, te dará todo el oro que ha guardado.
Por supuesto, aunque los leprechauns sean protagonistas no viven solos. En los bosques habitan otros seres mágicos que se acercan a los hospitales para intercambiar niños. Hablamos de hadas, elfos y trols que cogen a los recién nacidos de las cunitas y a cambio dejan a uno de sus hijos. ¿Por qué lo hacen? Porque tienen mucha curiosidad por los humanos y los bebés les dan mucha ternura.
Aunque todos estos seres mitológicos se repartan por todos los bosques de Irlanda, dicen por ahí que la mayoría de ellos viven en las montañas de Slieve Bloom. Hablamos de un bosque frondoso, todo un pulmón verde irlandés. Solo con verlo ya nos transporta a un cuento de hadas, donde todo está envuelto por la magia. Y es por eso que estos pequeños seres no han podido escoger un mejor lugar donde vivir.
Además, si este tema te interesa, puedes acudir al The Slieve Bloom Storytelling Festival. Allí se reúnen muchas personas para explicar historias, leyendas y, por qué no, también vivencias propias. No es más que una manera de conservar la tradición irlandesa y hacerla pasar de generación en generación.