EXTREMADURA
Entre las estribaciones de la Sierra de Gredos y Béjar, en pleno corazón del Valle del Ambroz, está la villa cacereña de Hervás, el que fue hogar de una comunidad judía entre 1391 y 1492, año en el que fueron expulsados de España por los Reyes Católicos.
En la ladera noroeste de la colina que baja desde la iglesia y acaba junto al río Ambroz, se encontraba el barrio judío que conserva el encanto tradicional de la arquitectura serrana, un entramado de edificaciones que forma portales y portalillos y conforma un conjunto arquitectónico con un carácter muy singular, peculiar y algo diferente al resto de juderías extremeñas porque los judíos construían sus casas adaptándolas al terreno.
Aunque apenas quedan restos de los edificios originales construidos por los sefardíes como lagares, bodegas o la sinagoga, sí que es interesante recorrer sus estrechas y empinadas calles y observar sus casas de adobe con vanos, puertas y balcones en madera de castaño y con un llamativo uso de la teja árabe para aislar del viento y la lluvia. A través del callejón de los Cofrades se accede a los antiguos lagares y bodegas y hay que llegar hasta la Travesía del Morón, que con solo medio metro de ancho es la calle más estrecha de España. Los interesados en la cultura sefardí tienen una cita en Hervás del 7 al 10 de julio en el XX Festival cultural Los Conversos.
Hervás está declarada conjunto artístico desde 1969. Para situarnos en el tiempo y en el espacio lo mejor es comenzar visitando la exposición sobre la historia de Hervás del siglo XII al XX en la oficina de turismo de la localidad. Desde allí hay que dirigirse a la parte alta, donde estaba el castillo de los Templarios del siglo XI, sobre cuyos restos se levanta la iglesia de Santa María de la Asunción de Aguas Vivas, construida en el siglo XIII y con añadidos de los siglos XVI y XVII, como la portada principal de cantería y traza clasicista con elementos manieristas.
Hay que atravesar el barrio judío para llegar al puente medieval de la Fuente de Chiquita del siglo XII, entrada principal a la localidad desde épocas remotas y punto de conexión de la villa con la Vía de la Plata. En el 'machón del puente' está el elemento arquitectónico más antiguo de Hervás, la lápida funeraria labrada de Alonso Sánchez, el prócer y benefactor local.
El museo Pérez Comendador-Leroux, la escuela municipal de música y la biblioteca están emplazadas en el edificio civil más interesante de Hervás, la Casa de los Dávila, palacio del siglo XVIII de estilo barroco con portada coronada con un dintel neoclásico. La visita al Ayuntamiento es también obligada porque está instalado en la que fue la enfermería franciscana. El edificio posee un bonito patio interior con ocho columnas y escalera de granito.
Otro de los atractivos turísticos es el convento Trinitario de San Juan Bautista por su fachada de mortero imitando el ladrillo rojo, réplica de la de San Nicolás de Bari en Valladolid. Cuenta con impresionantes retablos barrocos. Además de su arquitectura, tiendas de muebles de ebanistería artesanal, artesanía del castaño, y su gastronomía sefardí, Hervás ofrece rutas de senderismo por el monte Castañar de Hervás, declarado Paisaje Protegido.
Más información:
Turismo de Hervás