Pueblos abandonados
¿En qué se convierte un pueblo cuando queda abandonado a merced de la naturaleza? a continuación tienes 4 ejemplos.
Huímos de los entornos masificados como de la peste, buscamos lugares poco concurridos en los que sentirnos seguros aunque no se trate de nuestra propia fortaleza, esa casa en la que nos confinamos con pena pero con la tranquilidad de sabernos seguros; cabe que esa sea la razón por la que empezamos a buscar lugares en los que hace un año no hubiésemos pensado en modo alguno, el turismo rural lo nota y quienes tienen casas rurales en alquiler se afanan en publicitarlas porque ahora esos pequeños pueblos casi vacíos son los destinos de moda.
Claro que hay pueblos para los que esta nueva tendencia viajera llega tarde, son pueblos en los que hace ya años que el último habitante se fue y quedaron abandonados a su suerte, a lo que la naturaleza o el ser humano quisiera hacer de ellos y lo cierto es que las estampas que nos regalan son curiosas cuando no realmente bellas.
Hay más de 3.000 pueblos abandonados en España, algunos han quedado hundidos bajo embalses, otros están siendo colonizados por la naturaleza que recupera su espacios, algunos más están siendo recuperados con la consideración de lugares históricos y algunos más, curiosamente, están siendo repoblados (en algún caso okupados) pero, más allá de lo que estemos haciendo (nosotros o la naturaleza) de ellos, estos 4 pueblos abandonados nos gustan especialmente.
Jánovas en Huesca
La historia de este pueblo es casi trágica: fue en la primera mitad del S.XX el más poblado del valle de Ara pero sus vecinos se vieron obligados a vender sus propiedades o ver como les eran expropiadas para la construcción de un embalse. Pero ese embalse nunca se construyó y el pueblo permaneció abandonado; actualmente se está devolviendo las propiedades expropiadas a sus dueños o a sus herederos y se está trabajando ya en la reconstrucción de algunas casas.
Aramunt Vell, Lérida
En Aramunt viven hoy unas 100 persona pero en Aramunt Vell, la villa vieja, no vive nadie, es un pueblo abandonado. La historia de esta villa es antiquísima, se cree que fue habitada por primera vez en época de los romanos y que el pueblo, tal y como lo conservamos, creció alrededor del castillo del que también se conservan restos; en la primera mitad del siglo pasado, después de servir de refugio a quienes huían de la guerra civil, quedó abandonado.
Granadilla, Cáceres
La historia de Granadilla se parece un poco a la de Jánovas: fue desalojado a mediados del S.XX para la construcción de un embalse, en este caso el embalse se construyó pero el pueblo jamás se inundó, ni tan siquiera en los momentos en los que el embalse registró mayor cantidad de agua; desde la década de los 80 Granadilla tiene consideración de conjunto histórico artístico y forma parte del programa de recuperación de pueblos abandonados. Es, sin duda, una visita impercible de la provincia de Cáceres.
Búbal en Huesca
Fue también la construcción de un embalse lo que convirtió allá por los años 70 a Búbal en un pueblo abandonado pero la parte más alta del pueblo nunca llegó a inundarse; desde los años 80 forma parte del programa de recuperación de pueblos abandonados y, de hecho, ya ha sido reconstruido en casi su totalidad, incluida la iglesia.