BURGOS
Viajamos hasta la provincia de Burgos para conocer la sorprendente historia que esconde el conocido como Monasterio de San Pedro de Arlanza.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la provincia de Burgos. Allí encontramos un gran número de rincones de ensueño, pero también monumentos y construcciones verdaderamente sorprendentes e impactantes. Un claro ejemplo es el conocido como Monasterio de San Pedro de Arlanza.
Situado en la localidad de Hortigüela, este Monasterio se convirtió en uno de los más importantes del Reino de Castilla. A pesar de que los restos más antiguos que encontramos en este conjunto monacal pertenecen a la iglesia y datan de 1080, la congregación como tal se fundó en 912 como nada más y nada menos que un eremitorio.
Entre los numerosos datos a tener en cuenta, este Monasterio de San Pedro de Arlanza recibió un sorprendente apelativo, que no es otro que Cuna de Castilla. Además, estuvo en funcionamiento hasta 1835, cuando se produjo la histórica desamortización de Mendizábal. Cabe destacar que en 1931 fue declarado Monumento Histórico-Artístico.
El mencionado eremitorio se erigió en 912, que no es otro que el año en el que están fechados un par de documentos que se conservan en el cartulario del Monasterio. Uno de ellos fue otorgado por el Conde Fernán González y su mujer y, el segundo, por el Conde Gonzalo Téllez y su mujer Flámula. Del primero de ellos se duda su autenticidad, pero no tanto del segundo.
No debemos olvidar que tanto los restos del Conde Fernán González como de su mujer reposaron en este Monasterio. Allí estuvieron hasta la desamortización de Mendizábal, lo que provocó que en 1841 se trasladasen esos sarcófagos a la espectacular colegiata de Covarrubias.
El Monasterio que encontramos en la actualidad no es más que una superposición perfecta de un gran número de estilos, que tiene que ver precisamente por la cantidad de actuaciones que se han llevado a cabo a lo largo de los siglos. Actualmente se conservan restos de la iglesia, pero también la torre que se erigió a finales del siglo XII.
No podemos dejar de mencionar que existe, a su vez, la portada de la Iglesia que, en 1895, fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional. Un sepulcro, que podría haber pertenecido a Mudarra, puede verse en la Catedral de Burgos, así como un gran número de frescos que se exhiben en el Museo Metropolitano de Nueva York. Sin duda, este Monasterio ha sido una de las construcciones más sorprendentes y espectaculares de la historia del Reino de Castilla. ¡Y no es para menos!