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Palacio de Miramar de San Sebastián: su historia y su vinculación con la Familia Real

Viajamos hasta San Sebastián para conocer una de sus construcciones más reconocidas e icónicas: el Palacio de Miramar.

Palacio de Miramar de San SebastiánImagen de Zarateman en Wikipedia, licencia de dominio público

Es el momento más que perfecto para poner rumbo a San Sebastián, una de las ciudades con más encanto de la zona norte de España. Allí encontramos un gran número de rincones, monumentos y edificaciones que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en el conocido como Palacio de Miramar.

Estamos ante un palacio de estilo inglés que fue construido en 1893 por José Goicoa, siguiendo el encargo de la Casa Real. El objetivo era seguir al pie de la letra un proyecto elaborado en el año 1889 por Ralph Selden Wornum, reconocido arquitecto inglés. Está ubicado en un lugar estratégico y mágico, como es frente la Bahía de La Concha. Por lo tanto, tiene unas vistas de ensueño.

El Palacio de Miramar, a través de su historia

Para comenzar, debemos tener en cuenta que, en tiempos de la Reina Isabel II, existía una estrecha vinculación entre la Familia Real española y San Sebastián. Tanto es así que la Reina, a mediados del siglo XIX, comenzó a veranear en esta ciudad. Este vínculo con San Sebastián se vio reforzado por la reina María Cristina, mujer del Rey Alfonso XII. Y es que, tras enviudar, pasó sus veranos en esta ciudad.

Palacio de Miramar. Pixabay | Imagen de O. Morand en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0
Las visitas de la Familia Real en esta época del año, propiciaron la necesidad de erigir una Real Casa de Campo. De esta forma, la Reina María Cristina se puso manos a la obra, ordenando las obras a Ralph Selden Wornum, reconocido arquitecto inglés. El lugar escogido para esta construcción fue una impresionante finca ubicada frente a La Concha en la que, desde el siglo XI, hubo un Santuario y un Hospital para peregrinos..

En el siglo XVI, en este lugar se erigió nada más y nada menos que el Monasterio de Santo Domingo, que compró la Reina María Cristina al Conde de Moriana. Pero esa no era la única superficie que se utilizó, sino también la de la Iglesia de El Antiguo que fue trasladada. La gran extensión de la finca también se debió a la adquisición de diversas propiedades algo más pequeñas

Las obras del Palacio terminaron en 1893, pero en 1920 se decidió anexionar un nuevo edificio, que recibió el nombre de Pabellón del Príncipe. Debemos tener en cuenta que, para poder hacerlo posible, se tuvo que construir un falso túnel para habilitar el paso de los tranvías y de la carretera.

En 1929, la Reina María Cristina murió. Por lo tanto, esta finca pasó a manos del Rey Alfonso XIII y posteriormente expropiado por el Estado, en la época de la Segunda República. Así pues, en 1933, pasó a manos del Ayuntamiento de San Sebastián. Eso sí, solamente había una condición: que pudiera ser utilizada como residencia de verano por el Presidente de la República. Posteriormente, durante la dictadura franquista, el Palacio Miramar pasó a manos de los hijos de Alfonso XIII, especialmente en manos de Don Juan de Borbón.

Palacio de Miramar. San Sebastián | Imagen de Gordito1869 en Wikipedia, licencia: CC BY 3.0

El año 1958 fue clave, ya que se disolvió el condominio que existía sobre este Palacio. El padre del Rey Emérito pudo conservar la construcción, así como su entorno inmediato separándose una parcela de 1.000 metros cuadrados, que se vendió en 1963. En cuanto a la otra parte de la finca, fue dividida en dos parcelas que fueron vendidas a beneficio de los hermanos de Don Juan de Borbón para la construcción de viviendas.

En la actualidad, tanto el Palacio de Miramar como sus jardines están abiertos al público. Por si fuera poco, es nada más y nada menos que la sede oficial de los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco. Si estás pensando en poner rumbo a la ciudad de San Sebastián, no puedes dejar pasar la oportunidad de conocer esta construcción y, sobre todo, dejarte llevar por el encanto de sus vistas. ¡No te dejará indiferente!