Uno de los pilotos más laureados del automovilismo, el más exitoso dentro del Mundial de Turismos ha decidido que es el momento de despedirse del WTCC.
Se va el cuatro veces Campeón del Mundo, un piloto que ha sido capaz de competir y de ganar con tres fabricantes distintos como
SEAT, los Chevrolet de RML y con Citroën Racing. Y lo hace pensando en la familia, en pasar más tiempo con ella y en los muchos sacrificios que tiene que hacer para mantener un programa completo de este nivel. A sus 47 años,
Yvan ‘el Terrible’ ha conseguido todo lo que tenía como objetivo en el WTCC. A pesar del dominio absoluto que ha mantenido Pechito López durante las tres últimas temporadas, el alsaciano sigue manteniendo el record al haber
conseguido cuatro Campeonatos del Mundo de Pilotos con dos marcas distintas: en 2008 con SEAT Sport y en 2010, 2011 y 2013 (este último dentro de un equipo sin carácter oficial) con Chevrolet. Sus números son excelentes y el respeto que ha conseguido durante estos once años hacen que siga siendo uno de los pilotos más deseados del paddock por los equipos. Buena muestra de ello es que, a pesar de que
sabía que Citroën Racing iba a terminar su programa de circuitos a finales de 2016 y que se iba a quedar sin asiento en un coche de fábrica, el galo tuvo varios contactos con otras formaciones para su incorporación a partir de 2017. Poco les importó su edad y que Muller esté
ante una de sus temporada más grises de los últimos años con sólo una victoria, la conseguida en Motegi el mismo día que Pechito se coronaba tricampeón y en un gesto de agradecimiento por parte del argentino.
Citroën su etapa más oscura:
No se ha sabido adaptar
al nuevo reglamento de los TC1 como lo hizo con el anterior reglamento técnico. Coches más potentes en los que importaba mucho el hacer trabajar la aerodinámica no le ayudó a Yvan a tener continuidad con su racha triunfal. Se las prometía muy felices en 2014 con su fichaje por la firma de los dos chevrones, formando equipo con su buen amigo y paisano, Sébastien Loeb. Sin embargo,
el empuje de Pechito y unos años muy irregulares tan sólo le han permitido luchar por el subcampeonato, este año, frente a Tiago Monteiro. Aunque no ha podido pelear por los títulos individuales, Muller
se ha convertido en uno de los pilares principales para Citroën Racing, novata en el WTCC, ayudándoles en el desarrollo del C-Elysée TC1 y a entender de lo que trataban las carreras de turismos (Pechito provenía del TC2000 argentino y Loeb de los rallyes). Poco ha podido ampliar un palmarés que luce espectacular:
48 victorias, 29 poles, 125 podios y 38 vueltas rápidas en 244 carreras. Y aún le restan dos fines de semana más en los que seguir engordándolos antes de finalizar el calendario 2016 del Mundial de Turismos.
¿Y ahora qué?:
No es un adiós total. Ejemplos como el de Tarquini y el de él demuestran que el que nace piloto lo es para toda su vida. Más aún en el caso de Yvan Muller,
otro de esos franceses multidisciplinares de los que ya hemos hablado en el pasado en la figura de Romain Dumas o el propio Loeb. Además de haber competido en el WTCC y de haber ganado un título del BTCC, Muller ha participado en disciplinas tan distintas entre sí como los V8 Supercars o el Rally Dakar, pasando por participaciones en rallies del WRC o incluso las 24 Horas de Le Mans. Sin embargo, Yvan también tiene el gran honor de ser
el piloto con más victorias en el Trofeo Andros, título que ha conseguido en 10 ocasiones convirtiéndose en todo un experto en la conducción sobre hielo y nieve. Tras probar hace unos años el Peugeot 208 Supercar de Albatec, el experimentado campeón ya ha dejado entrever que
su siguiente objetivo puede ser reunirse en el Mundial de RallyCross con Sébastien Loeb. Un calendario más relajado y continental, además de mucha acción en pista, pueden ayudar a Muller a superar la abstinencia. Suerte en tu nueva vida Yvan ‘El Terrible’. No creo que la edad sea el factor clave, con todo el trabajo de pruebas, simuladores, entrenamiento físico y viajes, la temporada en un equipo profesional requiere un nivel de compromiso que no puedo asumir más.