ElMINI más potente jamás fabricado
Las siglas GP regresan al MINI para crear su versión más rápida y deportiva hasta la fecha.
Cuando hablamos de un MINI vestido con las siglas GP quiere decir que estamos ante algo más que una versión deportiva. El fabricante británico recupera esta denominación para su actual modelo, pero lo hace a través de una fórmula que pone el listón aún más alto. Estamos ante el MINI definitivo, el coche destinado a marcar las diferencias con respecto a los Cooper S y JCW, ofreciendo para ello un paquete de mejoras que hacen que el nuevo GP no tenga nada que envidiar incluso a rivales de segmentos superiores.
Del MINI JCW GP solo se fabricarán 3.000 unidades para todo el mundo, llegando a España un total de 100 coches a un precio de 45.900 euros. Lamentablemente todas estas unidades ya tienen dueño, y es que la saga GP cuenta con una elevada demanda tras haber conocido 3 generaciones con notable éxito de ventas y crítica.
Comenzamos este análisis deteniéndonos en la imponente estética de esta versión. Lo mires por donde lo mires este GP se muestra desafiante y muy deportivo, tanto como para verse incluso excesivo en algunos detalles… pero qué demonios, hay que dejar claro que estamos ante 306 CV de MINI. El enorme alerón adherido al portón trasero, los nuevos pasos de rueda flotantes en CFRP o el difusor integrado con salida de escape central. Todo en este GP está diseñado para llamar nuestra atención y remarcar su carácter.
En el interior la tónica no es tan radical, por lo menos en un primer vistazo. El diseño del salpicadero se mantiene, pero añade detalles exclusivos como el volante deportivo con nuevas levas de aluminio impresas en 3D, asientos deportivos específicos, numeración del chasis sobre la cubierta del airbag del pasajero, etc. Pero ¡Sorpresa! Miramos a la parte de atrás y no encontramos nada. MINI ha eliminado los asientos traseros por completo, convirtiendo al GP en un estricto biplaza al instalar en su lugar unas barras antivuelco para reforzar el chasis de este matagigantes. Perdemos dos plazas sí, pero ahora contamos con un enorme maletero.
Llegado el momento de despertar a esta pequeña bestia nos encontramos con un coche que no defrauda y cumple con creces con lo que se espera de su imponente diseño. El tono ronco de su escape denota que estamos ante un coche muy especial que gusta de ir al límite. La receta del MINI John Cooper Works GP contiene un propulsor gasolina 2.0 Turbo de 306 CV y 450 Nm, una transmisión automática de 8 relaciones por convertidor de par y un diferencial autoblocante para transmitir todo su carácter a las ruedas delanteras. A todo ello añadimos un kit de suspensiones específicas de tarado muy firme, unos frenos de altas prestaciones y llantas específicas de 18”.
Solo hace falta recorrer unos pocos metros a los mandos de este coche para saber que no estamos ante un deportivo cualquiera. Aquí no hablamos de un coche potenciado o venido a más, aquí hay muchos cambios y todos destinados a ganar muchísimo en deportividad. Y el resultado, como ya os digo, se deja notar desde los primeros metros conduciendo este GP. Para hacernos una idea de lo que nos espera: 0-100 Km/h en 5,2 segundos y punta de 267 Km/h. Casi nada.
La dureza de las suspensiones dejan patente que el nuevo MINI GP ha madurado lo suficiente para convertirse en un serio candidato a coche de track-days. La firmeza es total protagonista, limitando el confort y la capacidad de absorción de irregularidades, pero a cambio disfrutamos de un coche que gira totalmente plano por fuerte que vayamos. Y hablando de dirección nos encontramos con ese tacto tan MINI, una dirección rápida que nos permite sentir que estamos conduciendo un kart grande, pero con sensaciones puras y directas que muy muy pocos coches ofrecen a día de hoy.
Seguimos repasando el conjunto para encontrarnos unos frenos que acompañan con un mordiente sobresaliente y mucha resistencia, tanto como para hacerles trabajar más de la cuenta sin notar fatiga pese a que el ritmo que podemos imprimir es realmente elevado y el peso de este GP es de 1.330 Kg pese a su dieta de adelgazamiento.
Y llegamos al punto clave del grupo motopropulsor. Por un lado descubrimos un 2.0 Turbo que rinde de forma sobresaliente en cualquier circunstancia, viéndose acompañado además de un gutural sonido que llega a ser adictivo. Tenemos potencia y par de sobra para esta montura esté donde esté la aguja del cuentarrevoluciones, lo que nos lleva a descubrir esos puntos que no nos han convencido tanto. En primer lugar la transmisión automática, un cambio que aunque cumple en una conducción rápida, cuando llega el momento de buscar los límites demuestra no ser capaz de trabajar tan rápido como nosotros demandamos, especialmente en reducciones. Y en segundo lugar hay un aspecto que debemos tener siempre muy presente en el MINI GP, y es que transmitir los 306 CV a las ruedas delanteras no es un trabajo sencillo, motivo por el que sufrimos de torque steer a pesar del autoblocante y las ayudas electrónicas. Este efecto obliga a ser muy finos en la apertura del gas y a agarrar con decisión el volante, especialmente en curvas y firmes de baja adherencia, pues nos encontramos con un coche que saca a relucir toda su rabia cada vez que puede.
Estamos por lo tanto ante un coche cuya personalidad exige a un piloto y no un conductor al volante. Sus prestaciones están a un nivel superior de lo que cabría esperar del MINI más deportivo, pudiendo medirse sin miramientos a deportivos de categorías superiores. Sí, es un modelo tan especial como su denominación indica, brindando una experiencia de conducción muy similar a la de un coche de carreras.