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SUPERFICIE ARRUGADA
Nuestro satélite es cada vez más pequeño y esto puede generar grandes cambios en la estabilidad terrestre y el ser humano.
Es posible que la Luna esté un poco menos llena la próxima vez que la veas en el cielo. Investigadores de la Universidad de Maryland revelan que la Luna se ha ido reduciendo gradualmente, de forma muy parecida a una uva que se convierte en una pasa, provocando que su superficie se arrugue y forme fallas. En los últimos cientos de millones de años, la Luna ha perdido más de 45 metros de circunferencia a medida que su núcleo se enfriaba.
Los científicos vinculan estos cambios con riesgos potenciales para los próximos aterrizajes tripulados, particularmente en la región del polo sur de la Luna. El estudio, publicado en The Planetary Science Journal, revela que la contracción de la Luna podría provocar importantes deformaciones en la superficie y actividades sísmicas, conocidas como terremotos lunares, que suponen una amenaza para la futura exploración humana.
Los terremotos lunares, que pueden durar mucho más que los terrestres y a menudo persisten durante varias horas, son causados por mecanismos similares a los terremotos como resultado de fallas en la corteza que se deslizan unas sobre otras.
Si un terremoto de este tipo golpea un asentamiento lunar, podría causar daños a estructuras y equipos y provocar deslizamientos de tierra que podrían ser catastróficos. Los investigadores esperan explorar más a fondo cómo las fallas de la Luna pueden afectar su sismicidad y cómo podrían afectar a futuras misiones lunares.
"Durante miles de millones de años, la superficie de la Luna ha sido golpeada por asteroides y cometas, cuyos fragmentos son constantemente expulsados por los impactos", explica el coautor del estudio Nicholas Schmerr, profesor asociado de geología en la Universidad de Maryland. "Como resultado, el material de la superficie reelaborado puede tener tamaños desde micras hasta el tamaño de una roca, pero todo está muy poco consolidado. Los sedimentos sueltos hacen muy posible que se produzcan temblores y deslizamientos de tierra".
Si nuestro satélite se hiciese más pequeño hasta el punto de dejar de existir, la Tierra perdería sus mareas ya que la fuerza de atracción gravitatoria de la Luna sobre la Tierra deforma la corteza terrestre, produciendo así las oscilaciones cíclicas del mar. Sin ella, desaparecerían por completo.
Además, sin Luna, las noches serían completamente oscuras, desaparecerían los eclipses y la Tierra perdería su estabilidad, lo que generaría un importante cambio climático, con temperaturas superiores a los cien grados e inviernos con ochenta bajo cero.