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SALUD
El olfato puede identificar enfermedades como la diabetes, la fiebre tifoidea o la fiebre amarilla.
Un dolor de cabeza. Unos cuantos estornudos. Molestias en la garganta. Son muchas las formas de detectar una enfermedad, aunque para ello ya estamos notando sus primeros síntomas. ¿Habría alguna forma de adelantarnos a ellas sin pasar por esos malestares? La nariz y más concretamente el olfato jugarían un papel clave.
La comunidad científica ha descubierto que docenas de enfermedades tienen un olor particular: la diabetes puede hacer que tu orina huela a manzanas podridas, y la fiebre tifoidea convierte el olor corporal en olor a pan horneado. Otra de las enfermedades que puede identificar tus fosas nasales es la fiebre amarilla, que hace que tu piel huela como una carnicería.
Esto se debe a que nuestro olfato y nuestro cerebro están en sintonía con los olores, que a su vez señalan nuestro afinado sentido del asco para sentirnos asqueados y así ayudarnos a evitar algo que podría enfermarnos.
Es cierto que no utilizamos el olfato como otros animales, los perros por ejemplo, pero diversos estudios han demostrado que los seres humanos cuentan con capacidades olfativas superiores a ratas y ratones.
Lo único que tenemos que hacer para perfeccionar esta habilidad es prestar más atención. Un estudio realizado en 2017 empleó a varias personas tanto sanas como enfermas, éstas últimas afectadas por una toxina que imitaba una infección. Los participantes, a través de su olfato, pudieron reconocer a los enfermos gracias a su olor. Son diferencias sutiles que se perciben en entornos controlados, pero es una habilidad que, como otras, se podría entrenar.