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GALILEO SE LO PREGUNTÓ
Teniendo en cuenta la velocidad a la que se mueve nuestro planeta, ¿qué fenómeno impide que evitemos notar el movimiento?
El Sol se mueve, a través del cosmos, a unos 828.000 km/h y en este viaje arrastra a todo el sistema solar. Por si fuera poco, la Tierra gira alrededor de nuestra estrella a más de 100.000 km/h y, como último dato, la velocidad de rotación de la Tierra, dependiendo de la latitud, ronda los 1.000 km/h. La pregunta es obvia entonces: si apenas sacamos la mano por la ventanilla de un coche, la velocidad nos arrastra la mano, si nos subimos a una atracción de feria y la velocidad nos pega a las paredes… ¿por qué no sentimos el movimiento de la Tierra?
Los motivos son varios. El primero es que la velocidad de rotación de la Tierra, comparada con su tamaño, es suave y constante. Si volvemos al ejemplo del coche, si cerramos los ojos, viajamos en línea recta y sin ascender o descender y no hay ningún sonido, lo más probable es que no nos demos cuenta que nos estamos moviendo… Algo que a menudo, en vuelos muy calmos, pasa en aviones. Si el coche frenara o girara de un modo brusco, sí sentiríamos el movimiento. El hecho de que todo se mueva alrededor nuestro y con nosotros (hasta nuestra atmósfera), colabora con esta sensación.
La otra razón por la que no sentimos la rotación de la Tierra es la gravedad, la misma fuerza que nos pega a la pared en las atracciones de feria, se enfrenta en este caso a la fuerza de gravedad y como esta última es más fuerte, en lugar de salir despedidos, nos quedamos pegados al suelo sin sentir el movimiento.
La pregunta no es nueva. Ya Galileo se la planteó, a la fuerza debido a su juicio a manos de la inquisición. En su libro El Diálogo, Galileo analiza la afirmación de los científicos aristotélicos de que la Tierra no se mueve.
Más de dos mil años atrás, los científicos afirmaban que, si la Tierra se moviera, lo sentiríamos. Cuando Galileo señaló que nuestro planeta giraba alrededor del Sol (enviando al geocentrismo a un universo paralelo), recurrió a una demostración muy clara con su ejemplo del velero, como metáfora del planeta. Hoy quizás el ejemplo no sea tan popular, pero seis siglos atrás en Italia, una península, el uso de barcos eran tan frecuente y popular como hoy los trenes o el metro. Y Galileo se aprovechó de ello para demostrar las cualidades de los objetos en movimiento.
Mientras los enemigos, rivales y acusadores de Galileo afirmaban que si de verdad la Tierra se moviera, una piedra arrojada desde una torre, caería hacia atrás y no directamente en la base, porque como el planeta se mueve, el tiempo que tarda la piedra en caer, haría que el objeto se desplazara en el aire. En su respuesta a estos argumentos, Galileo comparó el velero con la Tierra en movimiento. Si dejamos caer una bala de cañón desde el mástil de un velero, ¿dónde caería la piedra? Al igual que ocurrió con su famoso experimento de la Torre de Pisa, en el que arrojaba una bala de cañón y una pluma y, si estuvieran en condiciones de vacío, caerían al mismo tiempo, Galileo usó un velero para demostrar que un objeto que se deja caer desde el extremo superior del mástil, caería hasta la base del mástil… Al igual que nos ocurre a nosotros si damos un salto. Con este sencillo experimento Galileo demostró que sí, que la Tierra se mueve… aunque igual lo llevaron a juicio.