EN CASTILLA Y LEÓN
El Castillo del Buen Amor, de estilo renacentista, se encuentra en una localidad de Salamanca (Castilla y León) y fue testigo de conflictos históricos y amores prohibidos. ¿Sabes por qué se llama así?
En España contamos con miles de fortalezas medievales, cada una de ellas con su estilo y su historia. Recientemente te hablábamos del castillo de Cataluña que "está entre las nubes" y que guarda una curiosa leyenda en su interior. Y ahora queremos hablarte del Castillo del Buen amor, ¿sabes por qué se llama así?
Esta fortaleza se encuentra en el término municipal de Topas, en un lugar conocido como Villanueva de Cañedo, en Salamanca (Castilla y León). Se trata de un castillo de estilo renacentista y que, aunque contiene restos del siglo XI, su construcción actual data del siglo XV.
Su construcción fue autorizada por Juan II por iniciativa de la Casa de Alba. En 1475 se entrega esta localidad con su castillo a los Reyes Católicos, en pleno enfrentamiento entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja por el trono de Castilla, llegando a albergar a Fernando II de Aragón y a sus tropas en su camino hacia la batalla de Toro.
En 1476 es cedido al mariscal de Castilla Alfonso de Valencia y Bracamonte, y al año siguiente, en 1477, el castillo pasó a ser propiedad de Alonso Ulloa de Fonseca Quijada, obispo de Ávila. Fonseca reconstruyó el castillo convirtiéndolo en un palacio con trazas renacentistas y lo hizo su residencia habitual, que compartió con su amante Teresa de las Cuevas.
Este castillo fue la morada del Obispo Don Alonso de Fonseca Quijada, de su amante Doña Teresa de las Cuevas y de los cuatro hijos que tuvo con ella, razón por la que es denominado el Castillo del Buen Amor.
Felipe II creó en torno al castillo el condado de Villanueva de Cañedo para Antonio de Fonseca Enríquez, descendiente del obispo Alonso Ulloa de Fonseca Quijada. El castillo fue propiedad de los condes, hasta José Isidro Osorio y Silva-Bazán, el conocido Duque de Sesto y además X conde de Villanueva de Cañedo, que tuvo que venderlo a principios del siglo XX. Desde entonces perteneció a Ricardo Soriano Scholtz von Hermensdorff (marqués de Ivanrey), quien lo vendió al ganadero Tabernero de Paz; éste a su vez lo enajenó en 1958 a sus actuales propietarios.
El castillo fue declarado Monumento Nacional en 1931. Entre 1958 y 1960 fue restaurado por sus actuales propietarios, la familia Fernández de Trocóniz. Desde el 18 de julio de 2003 hasta la actualidad el castillo es un hotel con 41 habitaciones de lujo.