ESCOCIA
Viajamos a Stirling para conocer la historia que esconde la Abadía de Cambuskenneth. ¡No te dejará indiferente!
Ponemos rumbo a Stirling, una de las ciudades más emblemáticas de Europa. Allí se encuentran un gran número de construcciones y monumentos verdaderamente sorprendentes y espectaculares. Un claro ejemplo lo encontramos en la Abadía de Cambuskenneth.
Ésta fue fundada por los Agustinos en el siglo XII, siguiendo las órdenes de David I, rey de Escocia. Bien es cierto que, originalmente, era conocida como Abadía de Santa María o Abadía de Stirling pero, el paso del tiempo, hizo que su nombre cambiara por completo.
Una de las peculiaridades es que, desde el año 1934, esta construcción está perfectamente conectada con la ciudad de Stirling por una pasarela construida a través del río. Puede que sea precisamente ese aislamiento pero, a su vez, la comodidad lo que hizo que el monarca diera el paso de fundar esta Abadía.
Si nos centramos en la arquitectura de esta construcción, debemos tener en cuenta que se parece bastante a la Abadía que podemos encontrar cerca del Palacio de HolyRood, en la ciudad de Edimburgo. Lo cierto es que, en los años 1200, la de Cambuskenneth contaba con un gran número de edificios.
Entre ellos, una espectacular iglesia. En la zona sur encontrábamos el claustro junto a una serie de edificaciones domésticas. Entre este lugar y el río había más edificios secundarios, y hasta un muelle. Si hay algo a destacar es que la etapa que comprende entre los siglos XIII y XIV, la Abadía de Cambuskenneth tuvo una mayor actividad.
Sobre todo por esa estrecha vinculación que había con el castillo de Stirling. Tras la reforma, la Abadía de Cambuskenneth pasó a ser una cantera de piedra que fue reutilizada en varias zonas de la ciudad. En la actualidad, y por desgracia, tan solo quedan ruinas de esta Abadía.
Si estás pensando en visitar Stirling, te recomendamos que no dejes pasar la oportunidad de acercarte hasta este lugar. La entrada es completamente gratuita terminarás bastante rápido porque quedan pocos elementos en pie. Además, no encontrarás ni mucha gente ni mucha cola, ya que está algo apartada de la ciudad escocesa. Pero por la historia que hay tras esos muros, ¡merece mucho la pena!