ITALIA
Viajamos hasta Milán para descubrir todos los detalles de las conocidas como Columnas de San Lorenzo a través de su historia y de un dato de lo más curioso.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Italia, concretamente a la preciosa ciudad de Milán. Poco a poco y con el paso del tiempo, se ha convertido en una de las más visitadas del país. Cada vez son más las personas que deciden viajar hasta Milán para dejarse llevar por su encanto y su magia.
Entre sus numerosos rincones, monumentos y edificaciones hay algo que llama poderosamente la atención a todo aquel que lo ve en primera persona. Se trata de nada más y nada menos que las Columnas de San Lorenzo. Es una antigua construcción ubicada frente a la basílica del mismo nombre. Es uno de esos pocos hallazgos que se conservan de la época imperialista de la ciudad.
En total, hay dieciséis columnas de aproximadamente 7,5 metros de altura elaboradas de mármol de Musso con capiteles, en su mayoría, corintios. Una de las tantas curiosidades que esconden es que, si las miras de cerca, hay 17 columnas y en la parte superior del arco del centro, donde encuentras 8 en un lado y en otro, hay una columna en miniatura con nada más y nada menos que una cruz en la parte superior.
Estas columnas probablemente procedan de diversas edificaciones romanas del siglo II o III. Incluso, podrían formar parte de un templo situado en la zona en la que actualmente se encuentra la histórica Plaza de Santa María Beltrade. Sea como sea, lo cierto es que estas Columnas fueron trasportadas hasta la ubicación en la que se encuentran actualmente para completar la Basílica de San Lorenzo. De ahí su nombre.
A pesar de todo, hay algo a tener en cuenta y son sus capiteles puesto que son de distinto tamaño y estilo. Esto se debe a que pertenecían a edificaciones diferentes. Lo cierto es que el conjunto que se puede visualizar hoy en día se realizó entre los siglos XI y XII. Se sabe precisamente por las piezas de ladrillo que completan, a la perfección, ese arquitrabe.
Debemos tener en cuenta que hasta el año 1935, en la actual plaza situada entre la Basílica y las Columnas de San Lorenzo había nada más y nada menos que una manzana con varias edificaciones antiguas. Todas ellas se destruyeron para dar mucha más amplitud a la basílica y, por ende, monumentalidad.
En esta nueva plaza se ubicaron las vías del tranvía, que posteriormente se reubicaron para alejarlas de las Columnas. Y es que, sea como sea, éstas tienen un enorme significado emocional para los habitantes de Milán. Al fin y al cabo, son testigos directos de una de las épocas más significativas de la ciudad. No solamente en sus inicios, sino también de otros tantos hechos históricos como fue un bombardeo en la Segunda Guerra Mundial.