GUATEMALA
Viajamos hasta la ciudad de Guatemala para conocer la historia de uno de sus rincones más sorprendentes y significativos.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo hasta la ciudad de Guatemala, uno de los lugares más espectaculares y sorprendentes de Latinoamérica. Allí encontramos un gran número de construcciones y rincones que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos, precisamente, en la conocida como Plaza Obelisco.
En ella, encontramos el conocido como Monumento a los Próceres de la Independencia, estamos ante un monumento construido con un fin: conmemorar la independencia de Centroamérica. Su construcción se llevó a cabo en 1935 y fue diseñado por Rafael Pérez de León. Se trata de un arquitecto realmente vinculado con la ciudad, ya que también se encargó de las obras del Palacio Nacional de Guatemala.
En esta Plaza del Obelisco confluyen las principales avenidas de la ciudad, como son la Avenida de Las Américas o la Avenida Reforma, así como el Boulevard Liberación y el de Los Próceres. En este mismo punto de la ciudad se encontraba el espectacular Palacio de La Reforma, que quedó destruido como consecuencia de diversos terremotos que tuvieron lugar entre 1917 y 1918.
La Plaza del Obelisco de la Ciudad de Guatemala, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que, en 1893, se escogió este lugar para ubicar la Fuente de Carlos III. Un monumento que, anteriormente, estaba situado en la Plaza de Armas y que se retiró tras la Independencia. En su lugar, se erigió el Palacio de la Reforma que se inauguró el primer día del año 1897.
No podemos dejar de mencionar el Monumento a los Próceres de la Independencia, cuya inauguración se llevó a cabo a mediados de julio de 1935. Coincidió, justamente, con el centenario del nacimiento de uno de los militares guatemaltecos más reconocidos de los últimos tiempos. Estamos hablando, cómo no, de Justo Rufino Barrios. Sobre este imponente monumento, se decidió colocar un escudo de armas que fue previamente diseñado por Rodolfo Galeotti Torres.
Durante la etapa de Juan José Arévalo como gobernador, y coincidiendo con los Juegos Centroamericanos de 1950, se dio el paso de colocar el conocido como “Altar a la Patria”. Se trata de un pebetero de cobre con una ardiente llama. También se colocó el texto original del Acta de Independencia de Centroamérica fundido en bronce.
Lejos de que todo quede ahí, en 1985, se ordenó la colocación de un sitial de honor en el que se encuentra una copia de la Constitución de Guatemala que se promulgó ese mismo año. Poco más de una década después se decidió remodelar la Plaza del Obelisco, colocando nada más y nada menos que cuatro pérgolas a los lados del monumento.