PORTUGAL
Si eres de los que entre el románico y el gótico se queda, sin duda, con el gótico, tienes que visitar Santarém, Beja y Viana do Alentejo.
Estas tres localidades portuguesas (Santarém, Beja y Viana do Alentejo) guardan algunas de las construcciones góticas más notables de Europa y lo hace en una zona de Portugal que no puede ser más espectacular: tanto Alentejo como Ribatejo son regiones de rica gastronomía, de naturaleza imponente y de pequeños pueblos con mucho encanto y más historia, ahora bien, las joyas arquitectónicas góticas que no puedes perderte están en Santarém, en Beja y en Viana do Alentejo.
Viajar a Santarém, en la región de Ribatejo, es como hacerlo en el tiempo porque esta localidad portuguesa conserva un gran número de edificios históricos tanto religiosos como civiles levantados entre los siglos XIIIy XIV; ¿cuáles son los edificios que no puedes dejar de visitar? La Iglesia de Santa Maria de Marvila y, frente a ella, la Iglesia de Nuestra Señora de la Gracia; el convento de San Francisco, la Catedral de Santarém con su espectacular fachada manierista.
Beja, ya en Alentejo, se mantiene a la sombra del gótico de Santarém pero lo cierto es que su patrimonio no tiene nada que envidiarle esta localidad de Ribatejo: una torre del homenaje de 42 metros de altura, el Convento de Nuestra Señora de la Concepción que acoge, además, el Museo Regional de Beja; la Catedral de Beja que, si bien no es puro gótico, si cuenta con elementos góticos en su arquitectura; y edificios de estilo manuelino en la Plaza de la República.
A solo una hora de Beja está Viana do Alentejo, en el distrito de Évora; se trata de una pequeña localidad que conserva un castillo de cuento de hadas que es, como no podía ser de otro modo, de estilo gótico; se trata de una fortificación de torres cilíndricas de una belleza sin par porque no fue construido con fines defensivos sino administrativos, es decir, en su construcción no tuvieron que rendir la belleza a la utilidad. ¿Lo más llamativo de esta construcción? Cuentan que la portada manuelina de la Iglesia del castillo deja sin palabras a quienes la ven.