CATEDRALES
Viajamos hasta Castellón de la Plana para conocer la historia que esconde su Concatedral de Santa María.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo hacia Castellón de la Plana, ciudad situada en la Comunidad Valenciana. Allí encontramos un gran número de monumentos, rincones y edificaciones que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en la Concatedral de Santa María.
También conocida como Iglesia de Santa María la Mayor, estamos ante un templo que destaca por su gótico valenciano, pero también cuenta con ciertos toques historicistas, así como neogóticos. Por si fuera poco, cabe destacar que esta Concatedral está situada en un lugar idílico como es la Plaza Mayor, junto al Ayuntamiento y El Fadrí, la torre campanario independiente.
La Concatedral de Santa María de Castellón de la Plana, a través de su historia
Para comenzar, debemos saber que su construcción comienza en el siglo XII. A pesar de todo, un incendio lo destruyó todo por lo que las obras tuvieron que reanudarse, aproximadamente, a mediados del siglo XIV. Éstas fueron ampliadas por Miguel García de Segorbe, en la primera mitad del siglo XV.
La posterior consagración del templo no se produjo hasta el año 1549. Esta Concatedral cuenta con una planta de una sola nave y está dividida en cinco tramos. Además, tiene un ábside pentagonal, con un par de capillas laterales y una central, donde está ubicado el coro. Por si fuera poco, también hay capillas en los contrafuertes.
Debemos tener en cuenta que, entre otros tantos elementos que se conservan de la reconstrucción, este templo cuenta con nada más y nada menos que tres portadas: dos laterales y una en la fachada principal. Un año a destacar es 1662, cuando se erigió la conocida como Capilla de la Comunión, que cuenta con una imponente cúpula y una planta de cruz griega.
En 1931, esta Concatedral fue declarada Monumento Histórico-Artístico pero, en julio de 1936, fue incendiada con premeditación, en los primeros días de la Guerra Civil española. Meses después, se derribó. Su reconstrucción comenzó en 1939, siguiendo el proyecto de Vicente Traver Tomás. Las obras finalizaron en 1999.
Respecto al templo que conocemos en la actualidad, cuenta con planta de cruz latina y tres naves, cubiertas con bóveda de crucería. Sin duda, se ha convertido en una de las construcciones que merece la pena visitar si decides pasar unos días en Castellón de la Plana.