BURGOS
Viajamos hasta Burgos para conocer el origen de la impresionante Ermita de Nuestra Señora de la Hoz.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Castilla y León, concretamente la provincia de Burgos. Al sur de la localidad de Tobera, encontramos la curiosa y preciosa ermita de Nuestra Señora de la Hoz, así como el Humilladero del Santísimo Cristo de los Remedios y un impresionante puente medieval situado sobre el río Molinar.
Desde ese mismo punto, incluso, se puede divisar parte de la calzada romana que antiguamente comunicaba Orduña y Briviesca. Sin duda, estamos ante un escenario verdaderamente hermoso, idílico y hasta mágico que todo aquel que lo visita se queda absolutamente fascinado. ¡Y no es para menos!
Es uno de los templos católicos más impresionantes que podemos encontrar en la provincia de Burgos. Llama poderosamente la atención no solamente por la zona en la que está situado, sino porque parece que está tallado en la concha de piedra de toba en la que da la sensación que encuentra cobijo.
El edificio como tal también es de toba, y está distribuido al gusto de los arquitectos. En la Edad Media, esta Ermita tenía otra función muy especial más allá de dar culto. ¿En qué consistía, exactamente? En dar hospedería a los peregrinos que iban a Santiago de Compostela.
De hecho, precisamente durante la época medieval, muchos eran los peregrinos que daban el paso de descender el Portillo de Busco. Y todo con un objetivo concreto, que no era otro que encontrar ese camino principal que les llevaría hasta la actual capital de Galicia.
La Ermita que, como decimos está prácticamente incrustada en la roca, data del siglo XIII. Destaca, entre otras tantas cuestiones, porque en ella encontramos elementos tanto de estilo románico como gótico. No podemos dejar de mencionar el soportal con arcos, desde donde encontramos unas vistas privilegiadas de la zona.
A sus pies encontramos una segunda ermita, de un tamaño inferior y que se erigió posteriormente, concretamente en el siglo XVII. Allí encontramos un altar verdaderamente espectacular, que es el que está dedicado a nada más y nada menos que al Santo Cristo de los Remedios.
En este pequeño pero impresionante segundo templo encontramos a este Cristo, al que podemos ver desde la calle a través de un arco. Sobre esta Imagen hay una leyenda de lo más curiosa. Ésta asegura que, por esta calzada romana, un día pasó un mensajero de la Reina de Castilla. Al cruzar el Puente de Tobera se vio sorprendido por la aparición de una serpiente gigante.
Atemorizado, el caballo acabó desbocándose. Dada la gravedad de lo que podía ocurrir, éste se encomendó al Santo Cristo de los Remedios. Milagrosamente, salió ileso del terrible accidente. Así pues, junto a este puente, ordenó la construcción de una ermita. El altar que conocemos en la actualidad es herencia del que creó el mensajero de esta leyenda que ha pasado de generación en generación.