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Valladolid

Esta es la curiosa leyenda del Cocodrilo de Medina de Rioseco

En Medina de Rioseco, ubicado en Valladolid, podemos encontrar una curiosa historia donde un cocodrilo es el absoluto protagonista.

Medina de RiosecoImagen de Nicolás Pérez en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0

En Medina de Rioseco, ubicado en la provincia de Valladolid, podemos encontrar nada más y nada menos que un cocodrilo. ¡Lo que lees! Está disecado y está situado en la espectacular e histórica iglesia de Santa María. En ese mismo lugar, encontramos a este animal que deja sin palabras a la gran mayoría de turistas.

Ahora bien, tiene una leyenda que no deja indiferente a nadie. La función que tenía el cocodrilo de Medina de Rioseco lograba atemorizar a todos los vecinos en las aguas del conocido río Sequillo. Un río que da nombre a la localidad vallisoletana (Medina, o Ciudad del Río Seco como dirían los árabes).

Si hablamos de la historia en cuestión, nos hace ser partícipes del momento en que se construyó la iglesia de Santa María. Como cuenta la leyenda, este caimán derruía por la noche todo lo que se construía por el día. Otra historia, donde este cocodrilo es protagonistas, asegura que este reptil no dudaba en causar estragos en todos los cultivos ubicados cerca del río.

Lo que es un hecho es que los vecinos estaban atemorizados ante la posibilidad de ser devorados por este cocodrilo. Así pues, los responsables de la época, decidieron tomar una medida absolutamente drástica: Tenían que capturar a ese reptil, aunque nadie se atreviera a hacerlo. Hasta que un preso condenado pidió la libertad a cambio de dar caza a este cocodrilo.

Medina de Rioseco | Imagen de Zarateman en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0

Según cuentan las leyendas, el preso tuvo una idea de lo más ingeniosa. ¿Qué hizo exactamente? Utilizar espejos, haciendo que el caimán se paralizase al ver el reflejo de sí mismo. En ese preciso instante, y cuando el animal menos lo esperó, se le dio una certera lanzada que provocó su muerte.

Ahora bien, la realidad es otra completamente diferente. Evidentemente, este cocodrilo no se perdió entre las aguas del río Sequillo. La historia se resume en que Manuel Milán, un habitante de Medina de Rioseco, viajó a América en el siglo XVIII en busca de fortuna. Tal fue su afán que terminó siendo alcalde de Puebla, ubicado en México.

En ese mismo lugar, Manuel Milán adquirió la piel de ese gran caimán. En un artículo firmado por Ángel Gallego Rubio, publicado en La Voz de Rioseco, podría llegar a tener más de cien años y fue donada por su sobrino a Medina de Rioseco. Parece ser que este obsequio llegó hasta Sevilla. Una vez en el municipio vallisoletano, quisieron situarlo en el templo donde podemos encontrarlo en la actualidad.

Con el paso del tiempo, este animal se convirtió en todo un emblema del lugar. Una réplica de ese cocodrilo de la iglesia de Santa María está situada en la calle Mayor de Medina de Rioseco. Una historia de lo más sorprendente que, desde luego, no deja indiferente a nadie.