ASTURIAS
Viajamos hasta el Principado de Asturias para conocer la sorprendente historia que esconde la Iglesia de San Pedro de Nora.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Asturias, concretamente a una zona que está situada a pocos kilómetros de Oviedo. Allí encontramos una construcción religiosa verdaderamente impresionante que, desde luego, no deja absolutamente indiferente a nadie. Estamos hablando, cómo no, de la Iglesia de San Pedro de Nora.
Estamos ante un templo altomedieval que está estrechamente vinculado al prerrománico asturiano. Se erigió durante la etapa del reinado de Alfonso II el Casto, aproximadamente en el siglo IX. En junio de 1931, fue declarado Monumento Nacional. Por si fuera poco, la UNESCO decidió catalogarlo como Patrimonio de la Humanidad.
La Iglesia de San Pedro de Nora, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que está atribuida a Tioda, que trabajó en el Reino de Asturias coincidiendo con el reinado de Alfonso II el Casto. Fue durante esta etapa cuando empezó el arte prerrománico asturiano. Por aquel entonces, se construyeron otras tantas iglesias como Santa María de Bendones, San Tirso y San Julián de los Prados, entre otros tantos.
Es importante tener en cuenta que las soluciones que se llevaron a cabo a la hora de construir la Iglesia de San Pedro de Nora responden a la conocida como tipología de la iglesia de Santullano. Este templo no fue nombrado hasta enero de 905, por Alfonso III el Magno y doña Jimena en la Donación que realizaron a la histórica catedral de San Salvador situada en Oviedo.
Con posterioridad, esta Iglesia de San Pedro de Nora aparece mencionada en el Liber Testamentorum que el Obispo de la Catedral de San Salvador realizó en el siglo XII. En el Monasterio de San Vicente de la capital del Principado, encontramos una importantísima donación que coincide con los años 1078 y 1079, en el que se hacía referencia a una iglesia situada en Villa Naura que estaba consagrada a San Pedro.
Es importante saber que, durante la Guerra Civil española, la iglesia sufrió un aparatoso incendio por el que se destruyó parcialmente. Entre los años 1952 y 1964, se procedió a su reconstrucción y restauración, siendo cabeza de este proyecto Luis Menéndez Pidal, uno de los arquitectos más reconocidos de la época. Esta intervención se realizó en varias fases y, en una de ellas, se erigió un campanario. ¡Espectacular!