ANDALUCÍA
Ponemos rumbo a Sevilla, para conocer la historia que hay detrás de sus sorprendentes Jardines de la Buhaira. ¡Este es su origen!
Es evidente que Sevilla es una de las ciudades de España que más turistas recibe año tras año. Y siendo honestos, no es para menos. Cada vez son más las personas que deciden acercarse hasta esta ciudad para conocer sus imponentes monumentos, sus históricas construcciones y, como no, sus rincones llenos de encanto.
Un claro ejemplo lo encontramos en los llamados Jardines de la Buhaira. Para conocer sus orígenes, debemos viajar a la época del reinado de Al-Mutamid. El curioso nombre de estos jardines viene de una laguna que se encontraba en ese lugar, conocida como “al-buhayra”. Era un lugar donde se encontraban un gran número de huertas de recreo.
Unas huertas que tiempo más tarde, coincidiendo con el reinado de Abu Yacub Yusuf, fueron ampliadas con viñas, palmeras e incluso olivos. El paso del tiempo comenzó a hacer de las suyas, y lo que era una zona absolutamente espectacular pasó a estar en la ruina. De hecho, no fue hasta el siglo XVI cuando se procedió a la reforestación de los Jardines de la Buhaira.
A pesar de los esfuerzos, este lugar pasó por un nuevo periodo de decadencia. El resurgimiento del mismo no llegó hasta finales del siglo XIX. Por aquel entonces, se destruyeron los últimos vestigios del palacio musulmán, construyendo otro edificio en el interior de este lugar.
Tal y como ocurrió con los conocidos Jardines del Prado de San Sebastián, el creciente aumento urbanístico en el pasado siglo fue tan rápido y potencial que se tenía que poner alguna solución. Al fin y al cabo, su objetivo era poder recuperar, de alguna manera, ese uso histórico de los Jardines. De ahí que las autoridades trazaran un diseño algo inusual, por el que consiguieron inaugurar el lugar en 1999, manteniendo los pocos restos islámicos que quedaban.
Pero, ¿por qué los Jardines de la Buhaira están divididos en dos áreas perfectamente diferenciadas? Muy sencillo. Se necesitaba la apertura de la avenida que lleva su nombre para conectar con la Avenida Ramón y Cajal y con la Avenida Eduardo Dato. De ahí que se obligara a la separación en dos de ese Jardín inicial, entre los que pasa una calle.
Por lo tanto, por un lado encontramos el Jardín de Palacio. El objetivo de esta primera de las dos zonas era tratar de recuperar la historia que tenía este lugar. Por lo tanto, desde su entrada, llegamos a una pequeña plaza con una fuente, que nos lleva a una avenida con grandes estanques y palmeras datileras. Además, en este Jardín encontramos también una primitiva alberca de la época islámica.
Por otro lado, nos topamos con el Jardín de la Historia. Sobre un eje que abarca todo el espacio, encontramos diversas pérgolas, así como estanques. En ella, encontramos un gran número de especies que sirven a modo de “continuación” a las que podemos encontrar en el Jardín de Palacio. Por lo tanto, encontramos desde olivares hasta, prácticamente en su totalidad, naranjos.
Precisamente por la enorme variedad de huertos y olivos, así como de especies florales como robinias y buganvillas, o incluso plantas aromáticas como salvia, menta o tomillo, los Jardines de la Buhaira, a lo largo de las estaciones del año, adquieren un color verdaderamente espectacular. Sobre todo, en otoño y primavera. ¡Es sencillamente mágico!