Navarra
El Palacio Real de Olite, ubicado en Navarra, es absolutamente de ensueño. Descúbrelo a través de estas curiosidades con las que conocerás un poco más su historia.
El Palacio Real de Olite es, sin lugar a dudas, uno de los monumentos más visitados de Navarra. Y, siendo honestos, no es para menos. Cuando visitas este municipio, en cuestión de segundos sientes que has viajado a la historia. Incluso, parece que formas parte de un cuento de hadas. ¡Es absolutamente precioso!
Este palacio, uno de los mejor conservados del país, nos lleva a la Edad Media. Cualquier amante del arte se queda fascinado al ver sus torreones, pasadizos… así como su arquitectura y, por supuesto, la historia. Es más, desde este lugar podemos contemplar unas espectaculares vistas de esta villa medieval. Ahora bien, es el momento de descubrir este Palacio Real de Olite a través de una serie de curiosidades.
En realidad fue un capricho
Es la obra cumbre de Carlos III, “El Noble”. Era un proyecto de tal envergadura que, incluso, se llegó a decir que este Palacio tenía el mismo número de habitaciones que días tiene el año. Por lo tanto, para la época, fue un derroche económico sin precedentes. Bien es cierto que el monarca quería provocar la profunda admiración de sus huéspedes… ¡Y vaya si lo logró!
Estamos ante dos palacios en uno
Estos palacios están construidos uno junto al otro. El primero de ellos data del siglo XII-XIII y en la actualidad es el Parador de Turismo. De él tan solo se conservan las torres y los muros. El segundo en cuestión, del siglo XIV-XV es conocido como “Palacio Nuevo”, siendo reconstruido en su totalidad en el pasado siglo XX.
La Torre del Homenaje presenta unas vistas de ensueño
Los aposentos de la realeza son de las estancias más significativas de este Palacio de Olite. Están ubicadas en la Torre del Homenaje, que presenta aproximadamente unos 40 metros de altura. Para llegar hasta el punto más alto, deberás subir 133 peldaños pero, desde luego, merece muchísimo la pena.
Los jardines colgantes, uno de sus puntos fuertes
Era uno de los elementos que causaba más fascinación, porque hacía recordar a esos históricos jardines colgantes de Babilonia. Llegaron, incluso, a estar suspendidos a unos 20 metros del suelo, con flores y plantas de todo el mundo. Ahora bien, para que el patio no se hundiera por el peso, se ordenó levantar la que conocemos como Sala de los Arcos para hacer de contrafuerte.
Llegó a ser un zoológico
Es una de las curiosidades más sorprendentes y, siendo honestos, no es para menos. Bien es cierto que era tradición que en las cortes europeas tuvieran castillos con animales exóticos o de caza. Aun así, el Príncipe de Viana (nieto de Carlos III) llevó esta afición al extremo, incluyendo animales de todo tipo. Desde diversidad de aves hasta leones, pasando por camellos o jirafas. Aún se observan, en el Patio de la Pajarera, algún que otro resto de esas aves.
¿Sabías que tiene una nevera?
El Pozo del Hielo (o conocido popularmente como “el huevo”) se puede observar perfectamente desde la Torre Ochavada. Es un lugar donde, antiguamente, almacenaban diversas capas de nieve con el fin de utilizarlas para conservar alimentos. La tapa, que tiene forma de huevo, cubre un pozo cuya profundidad es de unos ochos metros, aproximadamente.
Este palacio dejó sin palabras a Bécquer
Uno de los escritores más famosos de la literatura española, Gustavo Adolfo Bécquer, quedó fascinado por este Palacio Real de Olite. Todo comenzó cuando, en el siglo XIX, un viaje llevó al poeta hasta esta villa medieval. Se quedó tan fascinado que no dudó en dedicar un ensayo donde resaltaba esas épocas gloriosas que presenció esta preciosa fortaleza.