El descapotable de serie más rápido del mundo tenía que ser ser obra de Ferrari. Una máquina, el F488 Spyder, que acelera de 0 a 100 km/h en 3 segundos y 5 segundos más tarde alcanza los 200km/h tenía que fabricarse en Maranello. Una obra de ingeniería que bebe directamente de la Fórmula 1 que monta un V8 turboalimentado -la marcha del cavallino ha dicho adiós a los motores atmosféricos- que ofrece una potencia de 670 CV sobre un chasis en el que se mezclan hasta 11 aleaciones de aluminio para obtener cotas de rigidez y peso perfectos. Una máquina, en fin, para los amantes de la velocidad que, además, permite una conducción muy segura, con todas las ayudas electrónicas posibles. De éstas, destaca, por ejemplo, el control de deslizamiento lateral que se activa en 6 milésimas de segundo y que evita cualquier susto en fuertes aceleraciones. Acabados de primera categoría, poca botonería y un moderno cockpit en el que destaca el cuentavueltas por encima de todo. Y un detalle: para que que la capota eléctrica no nos impida escuchar la sinfonía del V8, basta pulsar un botón para que una ventanilla deje pasar el sonido del motor.