Es la tercera generación de este sedán de gama alta fabricado por Toyota
Toyota tiene un modelo muy especial del cual apenas vende medio centenar de unidades en el país del sol naciente, un coche en el que sólo se montan grandes personalidades y emperadores.
Aunque en la mayoría de países europeos los coches de personalidades o de grandes responsables políticos se suelen diferenciar respecto a los modelos de gama alta en poco más que el equipamiento de seguridad y algunas soluciones tecnológicas especiales, en otras regiones del planeta se suele optar por determinados modelos creados por fabricantes designados, muchas veces representantes de la industria del propio país, para que sean los encargados de crear el modelo reservado los jefes de estado o grandes ejecutivos.
Toyota es uno de los ejemplos más longevos, siendo los encargados de construir el Toyota Century desde 1967, estando la primera generación en producción durante tres décadas, mientras que la segunda se ha perpetuado durante 21 años en las líneas de producción de la marca nipona. Ahora, en pleno año 2018, se presenta la tercera generación de este sedán que estará destinado a que sirva de transporte al emperador de Japón y a la Casa Imperial.
La decisión por parte de Toyota ha sido la de hacer un coche incluso de mayores dimensiones que su predecesor, aumentando especialmente la distancia entre ejes y la altura del techo con la intención de que las plazas traseras cuenten con aún más habitabilidad. Madera, lana y la decisión de introducir un patrón en el techo que representa longevidad y prosperidad para todos aquellos que lo llevan. El nivel de detalle es tal que cada emblema del ave fénix situado en la parrilla es fruto del trabajo de un artista durante seis semanas.
En cuanto al confort de marcha, la suspensión neumática con control electrónico o los neumáticos diseñados para absorber mejor los baches, reducir la insonorización y evitar incomodos balanceos de la carrocería, hace que estemos ante un vehículo en el que se disfruta más desde la fila de asientos trasera que detrás del volante, algo que se reafirma al ver elementos como la gran pantalla digital de 11,6 pulgadas situada en la zona central, los reposapiés integrados en el respaldo de los asientos delanteros o el control digital de calefacción, iluminación, función masaje, cortinas y aire acondicionado para las plazas traseras integrado en el reposabrazos entre ambas butacas.
Su refinado exterior, propio de otra década, esconde un motor V8 de 5.0 litros heredado del Lexus LS y que sustituye al V12 que había empleado la segunda generación. En total son 375 CV de potencia en la parte del propulsor de combustión interna a los que debemos sumar la presencia de un motor eléctrico que permite extraer en conjunto 425 CV. La marca destaca que su intención es la de asegurar la venta de 50 unidades al mes en Japón, a un precio cada una de ellas de algo más de 150.000 euros.