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EN EL CEREBRO
Un grupo de científicos descubre en el cerebro la causa que hace que aumente el apetito.
La obesidad cada vez se hace más hueco entre la sociedad y conforme pasa el tiempo son más las personas que la padecen, provocando enfermedades que ponen a prueba la resistencia de los sistemas sanitarios.
Uno de los métodos utilizados para intentar frenarla se basa en el estudio del cerebro, es decir, ver qué sucede en él cuando nos exponemos a determinados alimentos. Recientemente, un grupo de científicos de la Universidad Memorial de Terranova ha publicado un estudio en el que tratan de entender la relación entre la inflamación del hipotálamo (la parte del cerebro encargada de controlar el funcionamiento del sistema nervioso y la sensación de hambre) y el consumo de dietas altas en grasa.
Las dietas altas en grasa producen una inflamación en el hipotálamo que hace que tengamos más apetito y que comamos más de lo que necesitamos, lo que hace que engordemos. Pero sorprendentemente también hacen el efecto contrario: los científicos han observado que la inflamación de esta parte del cerebro también está asociada a enfermedades como anorexia que, al contrario que la obesidad, hacen que se pierda peso. Estos investigadores han tratado de encontrar el modo en el que se regula esa relación entre la inflamación y un apetito desordenado.
El estudio muestra que las dietas altas en grasa hacen que la molécula prostaglandina E2 active la hormona MHC, la encargada de que tengamos apetito. Pero, como mencionábamos anteriormente, también produce el efecto contrario. Si se encuentra en una concentración elevada y produce una fuerte inflamación, la prostaglandina quita el apetito, pero si la concentración es menor, lo aumenta.
Para evitar esto, los investigadores modificaron genéticamente a los ratones que participaron en el estudio eliminando los receptores de esta prostaglandina en las neuronas MHC. De esta forma, quedaban protegidos de la obesidad.
Se calcula que en menos de una década hasta el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres tendrán sobrepeso u obesidad. Michiru Hirasawa, líder de esta investigación, cree que sus hallazgos pueden ayudar a crear tratamientos para la obesidad.