ROMA
El Arco de Septimio Severo de Roma es uno de los monumentos más sorprendentes de la capital de Italia. ¡Descubrimos su historia!
Roma, a pesar de los siglos, continúa siendo una de las ciudades más bonitas de todo el mundo. No es ningún secreto que cuenta con una imponente historia detrás, que se ve reflejada en sus calles, en sus monumentos y en sus edificaciones. ¡Es verdaderamente espectacular!
Uno de los elementos que más llama la atención es, sin lugar a dudas, el Arco de Septimio Severo. Estamos ante un antiguo arco del triunfo que podemos encontrar al noroeste del Foro Romano, justo delante del templo de la Concordia. Por lo tanto, estamos ante un lugar verdaderamente estratégico. Es el momento perfecto para conocer muchos más detalles de este monumento.
El Arco de Septimio Severo, a través de su historia
Para comenzar, debemos saber que se erigió en el año 203 con un fin muy claro: glorificar todas y cada una de las victorias militares del emperador Septimio Severo. Tras su muerte, fueron sus hijos Geta y Caracalla quienes fueron emperadores conjuntos. Lo trágico de esta historia es que Caracalla ordenó que asesinaran a Geta en el año 212 y, además, eliminar todos los recuerdos e imágenes de él. Incluyendo las que había en este Arco.
Un punto de inflexión en la historia de este Arco nos hace viajar al siglo IV, cuando la erosión había provocado la elevación del nivel del Foro Romano. Tanto es así que se tendió una carretera por la que, por primera vez en su historia, se pudo cruzar el Arco. Tantos desechos provocados por la erosión de las colinas que lo rodeaban hicieron que el monumento quedara cubierto hasta la base de las columnas.
Tanto las ruedas medievales como el tráfico en la época moderna causaron un gran daño que puede verse en las bases de las columnas. Durante la Edad Media, hubo un gran número de inundaciones en el Foro inferior. Esto hizo que hubiera muchos más sedimentos, hasta tal punto que solamente la mitad de la parte superior de este Arco quedaba al descubierto.
El motivo por el que está en un estado de conservación bastante aceptable es porque la estructura se incorporó a la de una iglesia cristiana. Ésta fue entregada por el Papa Inocencio III a la iglesia de los SS. Sergio y Baco. Debemos tener en cuenta que la mitad de este arco perteneció a una de las familias más conocidas de la historia de la ciudad. Estamos hablando, cómo no, de los Cimini. A ellos, a su vez, se les atribuye la conservación de este monumento.
El Arco de Septimio Severo, a través de sus características
Es necesario saber que el arco se alzó sobre una base de travertino y, originalmente, se accedía a él por unos escalones desde el Foro Romano. El material utilizado es mármol blanco y consta de un arco principal, en mitad de otros dos arcos de menor tamaño. El monumento tiene 23 metros de alto, 25 metros de ancho y casi 12 metros de profundidad.
Los tres arcos descansan sobre pilares pero, a su vez, frente a estos hay unas columnas que están compuestas por pedestales. Se puede acceder a la parte superior del monumento gracias a una escalera. En esta zona, había una serie de estatuas tanto del emperador como de sus dos hijos, acompañados de varios soldados.
En las fachadas encontramos muchos elementos a tener en cuenta, pero lo que más llama la atención es la dedicatoria que encontramos. Se nombra a Septimio Severo y a Caracalla, tras borrarse el nombre de Geta a petición de su hermano. Además de dejar reflejados los nombres completos de padre e hijo, así como sus raíces familiares, podíamos leer algo más: “(…) con motivo de la república restaurada y el gobierno del pueblo romano dispersado por sus sobresalientes virtudes en casa y en el extranjero, el Senado y el Pueblo de Roma”.
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