TURISMO OSCURO
Vamos a visitar alguno de los destinos con historias que no deberían repetirse.
Hay una tendencia cada vez más popular en el mundo del turismo, que es visitar lugares relacionados con momentos históricos tristes o trágicos. A priori puede parecer algo morboso o insensible, pero también puede tener otra lectura: una forma de honrar a las víctimas de alguna tragedia y aprender más de la historia del mundo, tomar conciencia y lograr que no se repitan estos episodios.
Vamos a visitar 5 lugares que tienen un halo de tragedia que los hace imprescindibles. ¡Comenzamos el viaje!
La casa de Ana Frank. Amsterdam. Países Bajos
La casa de Ana Frank es una de las atracciones más populares de turismo oscuro. Se puede visitar la casa real, no una recreación, en la que se escondieron Ana y su familia de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, antes de ser descubiertos y deportados a los campos de concentración. En la visita se pueden ver las estancias en las que vivieron, la habitación de Ana cubierta de fotos de artistas a los que admiraba, la pared en la que medían la altura de los niños de la familia, el lugar donde escribió su diario. Se puede sentir el miedo y la congoja que les asolaba, el sigilo que tenían que mantener para no ser descubiertos y los sueños y anhelos de una adolescente cuando pudiera salir en libertad. Una inmersión para sentir la congoja de una historia que no debería volver a repetirse nunca. Actualmente es una casa museo y hay que recordar que siempre hay largas colas para hacer la visita.
El Muro de Berlín. Alemania
En Berlín ya no queda el muro físico pero se conservan en el suelo las señales de dónde estaba construido. Era una división que separaba las dos Alemanias (Este y Oeste) y con ello a un pueblo y a familias que estaban a uno y otro lado. Podemos conocer la destrucción que asoló la ciudad, el asedio que sufrieron y el terror de los que arriesgaban sus vidas para cruzar de una Alemania a otra. Una visita imprescindible para no olvidarnos de una época oscura que se prolongó muchos años y que sigue una herida abierta entre las personas de distintas generaciones en Berlín. Hoy en día podemos encontrar un lugar lleno de turistas: una recreación del Chekpoint Charlie, el más famoso de sus pasos fronterizos, que estuvo activo entre 1945 y 1990. Era el paso de la zona de control aliada a la soviética y sólo se permitía usarlo a los empleados militares y de embajadas de la RFA y de la RDA.
El Memorial del 11 de septiembre. Nueva York. EE.UU
El 11 de septiembre de 2001 es una fecha que siempre estará en la memoria colectiva; todos los que vivíamos en esa fecha sabemos con exactitud lo que estábamos haciendo en el momento que nos enteramos de los ataques terroristas en Nueva York. La fisonomía de la ciudad cambió; las emblemáticas Torres Gemelas desaparecieron trágicamente y la ciudad es ahora diferente. En este lugar se decidió hacer un monumento conmemorativo en honor a las víctimas de los terroristas, así como a los bomberos, policías, trabajadores y personas de a pie que arriesgaron sus vidas para salvar las de otros. Este Memorial del 11 de septiembre es otro de los lugares más visitados en la actualidad. Una visita que honra a la ciudad y a sus víctimas.
El campo de concentración de Auschwitz, Polonia
Auschwizt es el símbolo de la barbarie nazi, ya que fue el campo de concentración y exterminio más grande que el ejército de Hitler construyó durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque es un lugar aterrador y sombrío, recibe miles de visitantes anuales que aprovechan para conocer el lugar y rendir un homenaje a las víctimas. Nadie que pise este lugar puede quedar indiferente a lo que allí ocurrió.
Zona Cero de Hiroshima, Japón
El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 horas de la mañana, se produjo el lanzamiento de la bomba nuclear sobre Hiroshima. El Enola Gay, un avión estadounidense, arrojaba su contenido mortal sobre la población indefensa y totalmente ajena a lo que le venía encima. Murieron 70.000 personas en el acto y muchas miles más quedaron heridas o enfermas de por vida. Pisar este lugar es tomar conciencia de uno de los episodios más negros de la historia de la humanidad. Visitarlo supone reflexionar sobre estos episodios, una labor pedagógica para que las generaciones posteriores no volvamos a repetir una barbarie similar.
Estas visitas suponen tomar conciencia, conocer la historia -aunque sea trágica y terrible-, no vivir ajenos a la evidencia y luchar para que episodios así no vuelvan a repetirse. También se convierten en un motivo de honra a todas las víctimas que lo sufrieron. No es un turismo oscuro, es un turismo consciente.