GUADALAJARA
Es hora de conocer la sorprendente historia que esconde el Castillo de Anguix, situado en la provincia de Guadalajara.
Es el momento de poner rumbo a la provincia de Guadalajara, concretamente al municipio de Sayatón. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en el conocido como Castillo de Anguix.
Se trata de una espectacular fortificación de origen medieval que está ubicada en una peña, sobre el embalse de Bolarque. A lo largo de los siglos, se ha convertido en todo un símbolo del municipio, pero también de la provincia de Guadalajara. ¡Es el instante perfecto para conocer su historia!
Castillo de Anguix, a través de su historia
Para conocer su origen, debemos viajar a la época de Abd-al Rahman III. En sus crónicas, ya explicó que había una espectacular fortaleza en Anguix, y que estaba situada sobre el río Tajo. Sobre esas ruinas, hacia 1160, se erigió un nuevo castillo gracias a Martín Ordóñez. Recordamos que a él fue a quien el Rey Alfonso VIII de Castilla cedió Anguix para defender el límite del río Tajo entre los años 1160 y 1170. Más tarde fue Sancha Martínez, su viuda, quien donó esta fortaleza a la Orden de Calatrava.
Otro año a destacar en la historia de este Castillo nos hace viajar hasta el año 1328, cuando Alfonso XI de Castilla tomó la firme decisión de regalar Anguix a Alfón Martínez, su montero. Fue su hijo quien contrajo nupcias con una joven que pertenecía a la familia Carrillo de Huete, quien heredó la fortaleza.
En 1464, el Rey Enrique IV de Castilla tomó la iniciativa de comprar tanto el castillo como la aldea para, posteriormente, revenderla en 1484 a Íñigo López de Mendoza y Quiñones, segundo conde de Tendilla. Poco después, durante la histórica Guerra de Sucesión al trono del Reino de Castilla entre Juana e Isabel, esta fortaleza sufrió gravísimos daños. Esto provocó que el conde de Tendilla procediera a reconstruirlo.
En los siguientes siglos, los Marqueses de Mondéjar tenían el control de este castillo. En 1710, sufrió muchos daños como consecuencia del ataque de las tropas austracistas en la Guerra de Sucesión Española. En 1847, el Castillo fue adquirido por nada más y nada menos que un vecino de Brihuega.
En la actualidad, el estado de deterioro es evidente pero, a pesar de eso, conserva sus elementos principales, incluyendo restos de las almenas. Sea como sea, estamos ante una de las construcciones más sorprendentes de la zona, precisamente por haber sido testigo de numerosos hechos históricos que han marcado un antes y un después en la historia de nuestro país.