FRANCIA
Viajamos hasta París para conocer la espectacular historia que esconde la conocida como Sainte-Chapelle.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Francia, concretamente hasta su capital. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones que no dejan absolutamente indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en la Sainte-Chapelle (Santa Capilla) de París. Inevitablemente, con el paso de los siglos, se ha convertido en uno de los grandes atractivos de la ciudad.
Esta Santa Capilla es un espectacular templo gótico situado en la conocida como Isla de la Cité, en el centro de la ciudad. Estamos, indudablemente, ante una de las obras más sorprendentes en cuanto a arquitectura gótica se refiere. Entre otras cuestiones, debemos tener en cuenta que esta Santa Capilla se construyó para albergar en ella las reliquias que adquirió el Rey Luis IX de Francia.
Entre ellas, destaca nada más y nada menos que la corona de espinas del martirio de Jesucristo. Por lo tanto, esta Capilla es considerada como un enorme relicario, y no es para menos. Llama poderosamente la atención por su estructura, en la que apenas hay soportes murales pero sí grandes ventanas por las que, a través de vidrieras, entra la luz. ¡La estampa es verdaderamente mágica!
Para conocer su origen tenemos que viajar hasta el año 1241. Por aquel entonces, desde Siria y Constantinopla hasta Francia, viajaron varias reliquias del martirio de Jesucristo. Entre ellas, están la corona de espinas, el hierro de la lanza de Longinos, parte de la cruz y hasta una esponja. Fue el Rey Luis IX de Francia quien lo consiguió de Balduino II, considerado el último emperador latino de Constantinopla.
El Rey de Francia no dudó en recibir todas estas reliquias. Es más, él mismo entró en París con ellas y descalzo. De forma provisional, fueron trasladadas a la Capilla de San Nicolás situada en su palacio. El objetivo era esperar lo que fuese necesario para construir una Capilla a la altura de esas reliquias. El proyecto de la Sainte-Chapelle se inició aproximadamente en 1241, pero no fue hasta 1248 cuando se consagró.
Uno de los datos más curiosos que tiene una estrecha vinculación con esta Capilla es un privilegio ligado a la monarquía francesa. ¿En qué consistía? El clero no dependía ni del obispo ni de la parroquia cercana, que era la de San Bartolomé. Con el objetivo de que esta exención no fuese rechazada por el obispo de la ciudad, decidieron no invitarle a la ceremonia de consagración. Ésta fue presidida por el arzobispo de Reims. Un año a destacar es el 1273, cuando el Papa dio el paso de unir el clero de la Sainte-Chapelle de París a la Santa Sede.