ESCOCIA
Viajamos hasta Edimburgo para conocer la historia que hay detrás de uno de sus más sorprendentes monumentos: el Scott Monument.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la siempre mágica ciudad de Edimburgo. Allí encontramos un monumento de estilo gótico, aunque con corte victoriano, que llama poderosamente la atención. Estamos hablando del Scott Monument. Pero, ¿cuál es su historia?
Para conocerla en profundidad, debemos viajar al año 1832. Por aquel entonces, tras el fallecimiento del reconocido escritor sir Walter Scott, se convocó un concurso público. El objetivo no era otro que elegir el diseño para un monumento en su honor. El ganador fue nada más y nada menos que George Meikle Kemp de 46 años dedicado al dibujo técnico y la ebanistería y con una escasa formación en arquitectura.
Para evitar que fuera descalificado, no dudó un solo segundo en utilizar el nombre de John Morvo como pseudónimo, siendo el del arquitecto de la Abadía de Melrose. Como dato a tener en cuenta, el diseño era similar al que presentó anteriormente George Meikle Kemp para la Catedral de Glasgow y que fue rechazado.
John Steell fue el encargado de crear una estatua monumental de Walter Scott. El objetivo era colocarla en ese espacio central del monumento. Esta imponente escultura, en el que aparece el escritor sentado y descansando tras haber escrito una obra, está creada sobre mármol blanco de Carrara. Como curiosidad, se encuentra acompañado de Maida, su perro.
La primera piedra de este monumento se colocó a mediados de agosto de 1840, pero la construcción no se inició hasta un año después. Las obras terminaron cuatro años más tarde. Otro elemento a destacar es la espectacular torre, cuya construcción finalizó a finales de 1844. Como dato a tener en cuenta, muerto George Meikle Kemp, fue su hijo quien colocó el florón. Fue inaugurada en agosto de 1845.
La torre tiene una altura de poco más de 61 metros y está construida en pizarra de Livingston. Gracias a su escalera de caracol, se puede acceder a sus diferentes pisos desde donde se puede disfrutar de una de las vistas más espectaculares de la capital de Escocia. Para llegar al punto más alto, es necesario subir nada más y nada menos que 287 peldaños. Debido a su característico color, como consecuencia del conocido como ‘Auld Reekie’, Bill Bryson llegó a apodar a esta torre como “cohete gótico”.
Una de las tantas curiosidades sobre este Scott Monument tiene una estrecha relación con el artífice de esta obra, ya que no pudo verla terminada. Y todo por algo verdaderamente trágico. En marzo de 1845, año en el que se inauguró el monumento, George Meikle Kemp tuvo un accidente por el que cayó al Union Canal, donde murió ahogado.