FRANCIA
Viajamos hasta Francia, concretamente a Rodez, para conocer la sorprendente historia que esconde su espectacular Catedral.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a Francia, donde encontramos numerosas ciudades y pueblos que no dejan indiferente a nadie. La gran mayoría de ellos cuentan con impresionantes edificaciones, así como monumentos y rincones de ensueño. ¡Espectaculares!
Un claro ejemplo lo encontramos en la ciudad de Rodez, donde se halla una impresionante Catedral que, inevitablemente, llama poderosamente la atención a todo aquel que decide visitarla. Clasificada como Monumento histórico de Francia desde 1862, estamos ante una de las catedrales católicas medievales más impresionantes de este país.
Para comenzar, debemos tener en cuenta que la primera mención que existe sobre una catedral en Rodez nos hace viajar, aproximadamente, al año 516. Pero no todo queda ahí, ya que se sabe que se reconstruyó, aproximadamente, en el año 1000. De esta originaria edificación apenas quedan restos tras haberse tomado la decisión de proceder a la reconstrucción.
Muchos lo creyeron necesario, debido al mal estado en el que se encontraba. Así pues, se decidió reconstruirlo en el año 1277. Pero no todo quedó ahí ya que, a lo largo de los siglos, hubo varios acontecimientos que provocaron el retraso de las obras. Entre ellos, destacan tanto la peste negra como la Guerra de los Cien Años.
Por lo tanto, las obras tuvieron que continuarse a principios del siglo XV. Es más, no fue hasta el año 1531 cuando se completaron como estaba estipulado. Lejos de que todo quede ahí, cabe destacar una etapa que marcó un antes y un después en la historia de esta Catedral de Rodez.
¿A qué nos referimos? A la etapa que transcurre entre 1792 y 1798, cuando Jean-Baptiste Delambre y Pierre Méchain utilizaron esta Catedral para un curioso objetivo. ¿En qué consistió? En que fuera referencia central para las mediciones geodésicas de los dos arcos de meridiano situados en Barcelona y Dunkerque. Y todo con el objetivo de calcular nada más y nada menos que la circunferencia de la Tierra. Esta fue la base para lo que posteriormente se definiría como metro.
Es una de las ciudades más desconocidas de Francia para muchos pero, sin duda, con más encanto. Uno de los grandes atractivos es su Catedral pero hay otras tantas edificaciones que merece mucho la pena descubrir en persona. Un claro ejemplo lo encontramos en la conocida como Eglise Saint-Amans. No podemos dejar de mencionar sus numerosos museos, como es el caso del Musée Soulages Rodez o, incluso, el Musée Fenaille. En este último, de hecho, encontrarás grandes joyas que forman parte de la historia de la ciudad. Sin duda, recomendamos muchísimo visitar este lugar y, sobre todo, dejarse llevar por su encanto. ¡No te dejará indiferente!